La Escuela de Viena de Realismo Fantástico es una de las aportaciones austríacas más interesantes al arte posterior a 1950. Ernst Fuchs, Wolfgang Hutter, Arik Brauer, Rudolf Hausner y Anton Lehmden son los artistas más conocidos del movimiento, y fueron liderados por Albert Paris von Gütersloh, el que podría considerarse el padre espiritual del grupo. El Realismo Fantástico reivindica las técnicas de los antiguos maestros de la pintura y sienta las bases del arte fantástico pos-moderno.
Tienen muchísima influencia del psicoanálisis (no olvidemos que Viena es la cuna de este) y en sus cuadros representan el inconsciente de manera consciente, pintando mundos subjetivos controlados por un espíritu racional. Es decir, pintando con un estilo realista, representan escenas religiosas mezcladas con escenas místicas y fantásticas. Quizás esto ahora no nos sorprende mucho, pero hay que pensar que en aquella época nunca se había visto nada igual. En esa época, lo que predominaba era el arte abstracto, así que este tipo de pintura de trazo realista rompía con la norma.
Estos son algunos de los cuadros de los principales representantes del movimiento:
Como veis, son cuadros muy oníricos, con mucho detalle y unos mensajes cuanto menos, perturbadores. Gracias a este tipo de arte podemos conocer un poco más la cultura vienesa. Esa parte oscura pero a la vez libre de cadenas que tiene Viena.