Los Kaffeehäuser son los cafés vieneses, las cafeterías que inundan la capital austríaca. Viena no sería la misma sin estas cafeterías, son algo tan típico de la ciudad como la ciudad en sí. En los Kaffeehäuser vieneses los clientes no solo toman café, sino que lo disfrutan. En las cafeterías vienesas te puedes pasar horas y horas leyendo el periódico o un libro y nadie te dirá nada ni te llamarán la atención. El café siempre te lo servirán con un vaso de agua del grifo (un agua buenísima), el cual te irán rellenando durante el tiempo en que estés en la cafetería y la calidad del café será la mejor.
El mobiliario de los Kaffeehäuser suele ser fabricado por Thonet, con mesas de mármol.
A finales del siglo XIX y principios del XX, muchos escritores famosos frecuentaban los cafés vieneses por su ambiente, e incluso escribían en ellos, como por ejemplo Arthur Schnitzler, Alfred Polgar, Stefan Zweig, Egon Schiele, Gustav Klimt, Adolf Loos,… y hasta el poeta Peter Altenberg se hacía enviar su correspondencia a su café favorito, el Café Central.
Muchos cafés ofrecen también un pequeño menú, con salchichas y dulces como bizcochos o tartas y, por las tardes, se toca el piano y se celebran veladas literarias y otros acontecimientos sociales.
Si venís a Viena y no os tomáis un café (o un pastel, una salchicha o algo) en una cafetería, será como si no hubieseis estado en Viena.