Vivir en un país que no es el tuyo no es fácil. Muchos de vosotros lo sabéis, lo experimentáis cada día en las calles, en el trabajo, en vuestras casas. La integración no es un proceso simple, ya que al final las diferencias no se ven solo en el color de la piel o en los rasgos de la cara, sino en algo más sutil, en la manera de hablar.
La lengua es lo que nos separa en países, en regiones. Lo que hace que pueblos que viven a menos de un kilómetro de distancia no tengan ningún contacto ni ninguna simpatía mutua. Es lo que nos separa y lo que nos distancia los unos de los otros, porque cuando no hay posibilidad de comunicación, no hay acercamiento.
Esto ha sido así desde tiempos inmemoriales, es algo que lleva el ser humano dentro de sí. Pero por suerte cada vez somos más abiertos de mente, sabemos más y no nos asustan aquellos a los que no entendemos, aquellos que hablan raro.
Sin embargo, en la lengua española hay aún varios vestigios de este terror hacia los que no hablan como nosotros.
Por ejemplo, la palabra bárbaro viene del griego βάρβαρος (barbaros), que en la antigua Grecia significaba «extranjero» o «el que balbucea». Y es así porque viene del sonido bla bla bla, el que no se le entiende lo que dice. Los antiguos griegos usaban esa palabra para referirse a los extranjeros porque cuando hablaban sus palabras incomprensibles sonaban en sus oídos como unas onomatopeyas extrañas.
O para no irnos tan lejos, la palabra algarabía, que significa hablar mucha gente a la vez, hablar sin que se te entienda, antes era el nombre que daban los cristianos a la lengua árabe. O la palabra caníbal, que es de etimología española, la inventaron los conquistadores españoles. Hoy en día se pronuncia así en muchísimas lenguas (en inglés, en alemán, en italiano…) y viene de la palabra «Caribe». Es decir, tenían tanto miedo a los extranjeros, a los del Caribe, que inventaban historia sobre que se comían a la gente. Por lo tanto, los que comen carne humana son los caníbales.
Todos estos ejemplos que han perdurado en nuestro vocabulario nos hacen conocer como veían los antiguos a los que no eran de su tierra, a los que no entendían. Por favor, acabemos con esto y démonos cuenta de que no por no entender al otro debemos temerlo o desconfiar de él. Todos podemos ser extranjeros, todos somos bárbaros, todos somos aquellos que hablan raro si salimos de nuestra pequeña parcela.