En la estación de metro de Stephansplatz (lineas U3 y U1), la más concurrida y céntrica de la ciudad, se esconde una maravilla que no aparece en las guías turísticas de Viena. Si vas hacia la salida llamada «Stephansplatz» a la derecha verás una espécie de ventanal. Si te acercas y miras a través de él, verás una pequeña capilla de 6×10 metros, a 12 metros bajo el suelo.
Realmente, yo no la descubrí hasta después de 6 meses de vivir aquí y de pasar casi cada día por esa estación.
La historia de la capilla no está muy clara. Se dice que fue construida en el siglo XIII, pero ninguna crónica ni libro de la época hablan de ella. Más tarde, durante la Edad Media, se construyó un cementerio alrededor de la Catedral de Stephansdom (por lo tanto, sobre la capilla) y, casualmente, se construyó una capilla dedicada a Santa María Magdalena justo encima de la capilla de Virgilio. En 1732 el cementerio y la capilla de Santa María Magdalena fueron destruídos, cubriendo así a la Virgil Kapelle por escombros.
No fue hasta 1973, durante las excabaciones para construir el metro, que no se descubrió la extraña capilla de Virgilio. El metro fue construído, pero preservaron el misterioso lugar y abrieron la parte superior para que pueda ser admirado desde arriba, desde el nivel del metro.
Es realmente extraño encontrar este oratorio subterráneo, medio escondido en los pasillos de la estación de metro más abarrotada de gente de toda la ciudad. Este parece otro extraño caso más para el programa de Íker Jiménez.